Legué al bar cuando terminaban de reponer (por enésima vez) un
capitulo de "Los Simpsoms" y empezaba el informativo.
Me senté en la barra y pedí una cerveza. No conocía a ningún
parroquiano asi que me dejé sodomizar por la TV mientras bebía.
A mi lado, un obrero, terminaba de comer la ensalada de col del
menú y rebañaba el plato con pan, mientras espiaba de reojo la
pantalla...-hijos de puta...!-murmuró mientras el periodista
explicaba los nuevos recortes presupuestarios del gobierno y las
rigurosas medidas de austeridad que, aunque a primera vista parecían
malas, en realidad eran peores.
El aceite de la ensalada le caía por la comisura de los labios y
avanzaba veloz hacia la barbilla como un brillante rio serpenteando
entre los pelos de la barba y los pegotes de cemento. Estaba por
ofrecerle una servilleta cuando advertí que se había quedado
estático, absorto escuchando al ministro de economía que en
académicos y rebuscados términos, estaba explicando a la audiencia
el tamaño de la pija que les estaba por meter (para que cada uno
fuera dilatando según su necesidad).-Hijos de puta!-repitió.
Solo recuperó el movimiento cuando empezaba la publicidad, como
saliendo de una profunda reflexión, solo entonces se limpio el
aceite de la boca.
El camarero se apuró a poner el segundo plato, unas albóndigas
que echaban humo y papas fritas. El hombre miró el plato con hambre
canina. Se frotó las manos y busco los cubiertos entre la montaña
de servilletas sucias que había ido desparramando por la barra,que
junto con las que había tirado al suelo conformaban un espacio
propio, un territorio por así decirlo..
En la televisión vendían cosas mientras él, se quemaba con una
albóndiga enorme que paseaba de un lado a otro de la boca al tiempo
que soplaba y aspiraba escandalosamente, abanicándose con las manos
en un claro mal intento de refrigerar el material-...su puta madre!
ta caliente!- maldijo.-Es que las hago al fuego- intervino con
malicia el camarero que también lo observaba divertido como se
abrasaba.
Para cuando terminaron las noticias ya había comido con Bárcenas,
una guerra, los coreanos, el rey, Corina, dos atentados, cien
muertos, cuatro goles , un récord mundial, dos violaciones, seis
estrenos y los datos del tiempo.
-Ahora viene!-dijo, y se le iluminó la cara-"Es la ilusión
de todos los días"-parafraseaba el eslogan, mientras le
mostraba al camarero el cupón de la O.N.C.E.
El camarero no le dio mucha pelota y siguió fregando los vasos
como lo haría un robot, con la mirada perdida pero en dirección al
cliente.
-Vamos cieguitos!! vamos!!...20345 mira Juan!-se dirigió al
camarero que seguía en su hipnótica postura-...si me los saco te
invito a Cuba con todo pagado!!- estaba pletórico, exultante. El
vino de la casa lo había desinhibido, hablaba alto, gesticulaba
mucho y no dejaba de auto alentarse en pos de un futuro mejor, en el
que la vida le sonreiría..habló inclusive de donaciones...
Salió el 49683. El camarero lo miró, y le pasó el tique de la
cuenta-Que se le va a ser! otra ves sera lo de cuba!- lo animó el
camarero.
El otro parecía no creérselo,seguía atónito mirando
alternativamente el cupón y el numero premiado en la pantalla de
televisión. Extendió la mano para recibir el cambio, lo guardó en
el bolsillo.-Bien ciegos están estos hijos de puta!!-maldijo... y se
perdió por la puerta.